lunes, 22 de agosto de 2011

Las huellas en la nieve


EL horizonte es blanco, eterno. Varios picos levantan el llano y saludan al mundo con prepotencia natural.
Vuelvo la vista atrás, y veo lejanía... y pisadas. Mis huellas plasman la nieve como la tinta de mi lengua los besos. Levanto la mirada y espero que el camino no me resulte tortuoso.

Las estrellas de tu propia vida hacen que tus huellas nunca se borren. Puede que el camino te suene o que no recuerdes cómo has llegado hasta allí, pero si tus pasos son firmes y seguros dejarán huella.

Resquicios de inseguridad hacen que tu vida pase ante ti como un cortometraje. Sólo los importantes, sólo los que dejan huella.
En esos momentos estás tú.

Tú has dejado una huella profunda y marcada, de esas que te clavan en la tierra angosta y evitan que vueles por el etereo cielo. Esa huella me atrapa, me enlaza contigo. Esos momentos, a veces pasan inadvertidos a veces los recuerdas mientras las largas noches te impiden conciliar el sueño, mientras una sonrisa se enmarca en tu cara y un suspiro de tonta te sale de dentro...esos momentos son los que recuerdas fugaces, claros y concisos.

Quisiera dominar las artes y poder plasmar todo ello en un cuadro famoso que perdure, y que la gente admire dentro de siglos y comparta todo lo que para mi significaría, pero el destino se torna caprichoso en muchos sentidos.
No me queda más que intentar plasmarlo así. No es una sensación...es un momento, una historia, un flash, una fugacidad...una pisada que ni una tormenta borraría.

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